martes, 29 de marzo de 2011

El Virreinato del Siglo XVI.


En los primeros años de la conquista, el poder político fue ejercido por los conquistadores. El régimen de la encomienda fue empleado para el control de los colonizadores en la población indígena. El primer virrey fue Don Antonio de Mendoza y llegó a la Nueva España en 1535 y con el tiempo los Virreyes fueron restando poder a los encomenderos hasta que el control político y social quedó en manos de hacendados, mineros y comerciantes.
En la primera mitad del siglo XVI, los encomenderos establecieron una economía basada en el uso de los indígenas como fuente de tributo y mano de obra para sus empresas de ganadería, agricultura y extracción de minerales en minas superficiales, sin embargo, el rápido descenso de la población indígena, el agotamiento de las minas mesoamericanas y el hecho de descubrir grandes yacimientos en el norte ocasionó el cambio de rumbo de la economía novohispana.
Por otra parte la evangelización fue la justificación espiritual de la conquista. La iglesia Americana dependió más del Rey que del Papa, al principio, la evangelización se encomendó a frailes y no a sacerdotes, los frailes creían que los indios estaban menos enviciados que los españoles lo cual los convertía en material para fundar con ellos un reino cristiano que reviviera los ideales de la iglesia primitiva y fueron tres órdenes las encargadas de esta empresa: franciscanos, dominicos y agustinos.

Refiriéndonos a su lenguaje artístico, la producción plástica fue elaborada por los indígenas los cuales copiaban modelos europeos que los frailes les proporcionaban. Existían algunos misioneros que se dieron a la tarea de escribir diccionarios en lenguas indígenas para realizar prédicas masivas y trataron de hacer atractiva la liturgia católica con músicos y cantores además de representaciones teatrales con temas religiosos.
También a mediados del siglo en cuestión, el intercambio de productos entre el Oriente y la Nueva España fue constante a través del Galeón de Manila y su ruta anual desde Acapulco hasta las Filipinas, se introdujeron a la nueva España diversos objetos como la porcelana y la talla en marfil.
En los inicios del siglo XVI, la iglesia católica europea vivió un proceso de renovación como respuesta a las críticas de los protestantes: la contrarreforma. Los países católicos como España acentuaron su preocupación para atraer creyentes hacia su fe. Para lograrlo la iglesia cuidó la disposición didáctica de las imágenes sagradas, encomendando a los artistas esa labor.
En el Siglo XVII, la convivencia de los indios, negros y españoles fue creando una sociedad étnica y culturalmente diversa; en los reales de minas, los negros introducidos como esclavos se mezclaron con los indios y españoles formando una población que constituyó la mayoría de los trabajadores de las minas. Los intelectuales criollos se caracterizaron por su interés en el conocimiento de las ciencias, las artes y la teología, destacando en este grupo Sor Juana Inés de la Cruz y Carlos de Sigüenza y Góngora.
Ya en el siglo XVIII la Ilustración desarrollada en Francia reaccionó contra la manera de concebir al ser humano y postuló nuevas concepciones científicas y laicas del mismo. Las ideas ilustradas, en contradicción con los deseos iníciales de la corona de retomar el control colonial reforzaron la crítica de los criollos e influyeron en el cuestionamiento de la sociedad novohispana y el sometimiento de la metrópoli.
En este mismo siglo, periódicos, revistas y tratados científicos divulgaron las nuevas ideas económicas, sociales y educativas. Ya a finales de siglo la sociedad novohispana vivía procesos de cambio provocados por el desequilibrado crecimiento económico. Los efectos que estos cambios produjeron en la sociedad se resumían en una población altamente jerarquizada y un descontento que desembocaría en el movimiento de independencia.

Fuentes: http://www.virreinato.inah.gob.mx:8080/mnvski/Index.jsp consultado 29/03/11

lunes, 21 de febrero de 2011

Acontecimientos más importantes que caracterizan al renacimiento y su relación con el papel que juegan el libro, la biblioteca y la imprenta.



Los grandes núcleos comerciales de Venecia y de Florencia fueron los centros del mundo del libro en el Renacimiento. Los Medicis fueron trascendentales en la época ya que fueron grandes coleccionistas y con el auxilio de su fortuna se reunió una enorme cantidad de manuscritos, incluso manuscritos de países más allá de los Alpes en donde los monjes hacían tratos con los potentados coleccionistas italianos. Fueron los Medicis los que hicieron realidad la idea de Petrarca de una biblioteca pública.
En 1441 Cosme Medici, fundó la biblioteca marciana, llamada así por que se alojó en el convento de los dominicos de San Marcos. Otra de las bibliotecas de los Medicis es la biblioteca Laurenziana uno de los edificios más bellos del Renacimiento italiano construída por Miguel Ángel y que hasta la fecha existe.

En 1808 la biblioteca Laurenziana se unificó con la Marciana y juntas hoy constituyen uno de los más grandes atractivos de Florencia, la Biblioteca Mediceo-Laurenziana. Por su parte el Cardenal Basilios Bessarion, se dedicó a coleccionar manuscritos principalmente después de la caída de Constantinopla y debió de invertir un aproximado de 30,000 florines en su biblioteca la cual legó a Venecia donde hoy forma la base de la gran biblioteca de San Marcos.
En el renacimiento los hombres solían gastar grandes sumas en las encuadernaciones que a veces era hechas con terciopelo carmesí con guarnición de plata, también se realizaban en piel de ternero, ciervo, cerdo o cuando se quería una calidad mejor en cabritilla de Córdoba (llamado cordobán), por lo general se repetían ciertos motivos como por ejemplo la rosa y el lirio góticos, el león, el águila y el ciervo.
Se empleaba gran primor en las guarniciones, a los cortes se les solía dar color verde o amarillo, así como raramente rojo. En Francia e Inglaterra, en los países nórdicos y Alemania, esta fue la encuadernación usada en todo el siglo XV. Por su parte la patria de los Medicis Italia, fue el lugar en donde su ejemplo fue seguido con mayor entusiasmo.
Por otra parte la artesanía modesta del libro pertenece en mayor parte a la Reforma. Los innumerables opúsculos (literatura corta), alemanes de la Reforma por lo general no se detenían a atender la decoración mas qué en lo indispensable debido que se trataba de literatura de circunstancias y se tenía que vender a precios muy bajos para poder cumplir su misión de propaganda, excepto las Biblias y otras pocas obras literarias.
Los vendedores ambulantes experimentaron un incremento desconocido en sus negocios, en especial cuando además de la Biblia comenzaron a publicarse libros de himnos religiosos en alemán, así como también el catecismo de Lutero que vendió 4000 ejemplares en cinco días. Junto a los vendedores ambulantes también los libreros aumentaron sus ingresos quienes asistían dos veces por año a la feria de Frankfort para negociar.
Por lo anterior la Reforma produjo un vigoroso florecimiento literario pero al mismo tiempo fue una señal para la destrucción de libros ya existentes. No obstante el hecho de que sea poco el tesoro bibliográfico no solo es culpa de los hombres de la Reforma. No se puede desconocer que bastante había sido destruido ya en la Edad Media, en parte por los incendios y en parte por la negligencia de los monjes.
La Reforma también dejó huella en los países en los que triunfó, en la historia de la Biblioteca, debido especialmente a su influjo indirecto. Cuando los gobiernos comenzaron a confiscar los bienes eclesiásticos y monásticos fueron con ello a parar a las manos del Estado sus bibliotecas y no fue siempre un destino feliz el que les tocó en suerte a los viejos libros.

En los países que siguieron unidos a la iglesia por el contrario subsistieron las antiguas bibliotecas después de los desórdenes de los primeros tiempos y también se constituyeron otras nuevas, sobre todo en donde predominaban los jesuitas. Y en estos países, en Alemania meridional y en Austria, en Francia y en Italia, el estado no secularizó los tesoros bibliográficos medievales hasta los siglos XIII y XIX.
Posteriormente en el siglo XV, se extiende por Europa un movimiento cultural de gran importancia, el Renacimiento nacido en Italia en la centuria anterior y es llamado así porque parecía que después de los siglos oscuros y medievales, la cultura greco-latina había resucitado. Coincidió con una intensa vida urbana que permitió un gran desarrollo de las letras y el libro. Si por un lado el interés de los renacentistas se centró en mejorar su conocimiento de la antigüedad clásica y consiguientemente de la lengua latina, y posteriormente de la griega, por otro adquirieron una gran lozanía las literaturas que se expresaban en las lenguas vernáculas, cuyos mensajes llegaban a mucha más gente, a los que eran capaces de leer y escribir en su lengua o en alguna otra vecina pero desconocían las clásicas.
Es además el momento dorado de las bibliotecas privadas para uso de su dueño y de algunos amigos, que se trataban de bibliotecas de bibliófilos que se sienten inclinados por ejemplares con características especiales. La bibliofilia tiene doble dirección, por un lado se orienta a los manuscritos bellamente presentados en una vitela fina, grata al tacto y flexible. Otros bibliófilos se afanan en el descubrimiento, captura y copia de textos desconocidos y difíciles de encontrar, de escritores clásicos latinos y griegos.
El adelantado de estos bibliófilos fue el poeta Petrarca que en las catedrales y viejos monasterios de Italia, Francia y Bélgica encontró y copió manuscritos de obras antiguas y encargó además a personas competentes que hicieran esa tarea para él. Reunió la biblioteca privada mas importante de su tiempo en la que junto a los escritores sagrados como San Ambrosio, San Agustín y San Jerónimo o representativos de la latinidad tardía como Casiodoro y San Isidoro, figuraban obras de escritores clásicos como Cicerón, Seneca, Livio, Salustio, Suetonio , Virgilio, Horacio, Lucano, Ovidio y Juvenal. Una gran biblioteca con cerca de un millar de ejemplares, formó Coluccio Salutati, canciller de Florencia durante muchos años.
Florencia fue el foco más importante del Renacimiento porque en esta ciudad se dieron circunstancias favorables. Entre las familias que hicieron poderosa esta riqueza y que mejor la utilizaron en fines artísticos destaca la de los Medici. Cosimo el Viejo, creó dos bibliotecas: La de San Jorge el Mayor en Venecia y la de la Abadía de Fiésole, para esta última Vespasiano Bisticci, un famoso librero consiguió copiar 200 manuscritos en 22 meses utilizando 45 copistas.

Sus hijos Juan y Pedro, fueron grandes bibliófilos como su nieto Lorenzo denominado el magnífico. En cien años los Medici habían reunido, como el uncial de Orosio del siglo VI y numerosos Carolingios, gran cantidad de griegos y algunos hebreos y árabes. Todo esto lo puso generosamente Lorenzo, que recibió la biblioteca con 158 volúmenes y con él llegó al millar, al servicio de los estudiosos a los que prestó libros con liberalidad.
Lorenzo muró en 1492 y dos años después los Medici fueron expulsados, en el asalto a su palacio se salvaron 1019 volúmenes que fueron llevados a San Marcos. Un tercio fue vendido después a la familia Salviati y dos tercios al hijo de Lorenzo, Juan que después fue el Papa León X. Su sobrino el cardenal Julio de Medici, posteriormente el papa Clemente VII devolvió los libros a Florencia y encargó a Miguel Ángel el trazado de una biblioteca como la de San Marcos pero en el claustro de la iglesia de San Lorenzo.
Por otra parte Doménico Malatesta Novello, fue el señor de Cesena y fundó en la ciudad una biblioteca, que se mantiene en su estructura original entre 1447 y 1452, en el Convento de San Francisco y esta biblioteca es considerada como la primera biblioteca pública de los tiempos modernos. Un hermano de Doménico, Segismundo Panfoldo, creó una biblioteca similar en el convento de San Francisco en Rímini.
Entre los grandes coleccionistas de obras griegas esta el cardenal Bessarion, quien casi llegó a ser papa y que fue el traductor de la Metafísica de Aristóteles y fue también propagandista de las ideas platónicas, pero su empeño mayor lo puso en reunir una gran cantidad de libros griegos para ponerlos a disposición de los que emigraran a Italia, mediante su entrega a la ciudad de Venecia, puerto de entrada de los refugiados y donde muchos se quedaban, con la condición de que se estableciera una biblioteca pública, que recibió el nombre de San Marcos o Marciana.
Por su parte los papas debieron tener, desde los años iníciales del pontificado, una colección de libros a su disposición. Sin embargo la primera noticia de una biblioteca vaticana se refiere a la que estaba instalada en el palacio de Letrán, en la cual en 1600 ingresó la rica herencia de Fulvio Orsini, que había ofrecido su herencia cuando muriera a cambio de una pensión vitalicia.
Por otra parte la familia Este, duques de ferrara, creó, a lo largo de los siglos XV y XVI una importante biblioteca que sobrepasó los 500 volúmenes, formada por manuscritos muy bellos en los que figuraban escritos griegos que los duques habían hecho traducir al italiano. También la familia Visconti, primero y Sforza después, señores de Milán después, formaron una de las bibliotecas más importantes de su tiempo en el castillo de Pavia.
Posteriormente en el siglo XV cambió la imagen del bibliotecario, que ya no fue solo un responsable de la conservación y reposición de los libros. Ahora los príncipes italianos nombran a un bibliotecario a una persona de gran formación intelectual.

Acerca de las imprentas, Italia fue el primer país en contar con talleres tipográficos después de Alemania. Allí residía el papa y había surgido el Renacimiento. Las organizaciones comerciales estaban muy desarrolladas, contaban con buena financiación y sus canales de distribución y venta alcanzaban las ciudades más importantes de Italia y Europa. Estas circunstancias favorecieron a la producción incunable italiana, que fue la de mayor volumen y la de más amplia extensión geográfica, pues nada menos que setenta ciudades contaron con talleres.
En Italia, había más autores que en Alemania y por tanto la imprenta además de facilitar el acceso a la gran memoria escrita fue poco a poco convirtiéndose en un gran medio de difusión de las nuevas ideas. En Roma fue grande la actividad impresora donde eran numerosos los documentos a imprimir para la curia, sin embargo, su crecimiento fue limitado, pues si los impresores de la ciudad recibieron patronato del Pontífice y de los príncipes de la Iglesia, su clientela al no contar la ciudad con buenas organizaciones mercantiles que distribuyeran los libros por el ancho mundo, se tuvo que limitar a la jerarquía religiosa y secular romana y a los peregrinos u visitantes de la urbe.
La imprenta llegó tarde a Florencia porque los Medicis se desinteresaron por los libros impresos de pobre aspecto al lado de los venerables y fastuosos manuscritos que ennoblecían sus bibliotecas y las de sus amigos. El impresor de la bella y culta ciudad de Florencia fue el italiano Bernardo Cennini del Fora, orfebre, que solo imprimió una obra aunque voluminosa, Commentarius in Virgilium, de Servio Mauro Honorato, entre 1471 y 1472.
En Bolonia, asiento de una muy famosa universidad por sus estudios jurídicos, también se retrasó el establecimiento de la imprenta, probablemente por la resistencia ofrecida por los copistas que constituían un numeroso y poderoso gremio.
Por su parte en Francia la primera ciudad en contar con un taller de imprenta fue París. Su instalación por la iniciativa de la ciudad de Sorbona, la más importante entonces, fue tardía, cuando llevaban más de diez años vendiéndose libros impresos en la ciudad. El retraso se explica por la resistencia que al nuevo invento se oponían las miles de personas que en París vivían de la producción de manuscritos.
En los países bajos se han conservado algunos fragmentos de impresos, sin fecha y sin nombre de impresor, que muy bien podían corresponder a los años sesenta. El primer impresor inglés fue William Caxton, anteriormente comerciante de paños, que primeramente tuvo su taller en Brujas, la siguiente ciudad en Inglaterra que contó con imprenta fue Oxford , donde se estableció Teodoro Rood, procedente de la colonia, cuyo primer libro Expositio Sancti Ieronimi Apostolorum, de Ruffino.

Refiriéndonos a España sobre la introducción de la imprenta, falta de claridad que se debe en parte a la falta de documentos encontrados en los archivos sobre los primeros impresores y fundamentalmente a la falta de colofones explícitos en los primeros libros. El colofón más antiguo fechado aparece en Comprehensorium, de Johannes, Impreso en Valencia probablemente por Lambert Palmart.
En conclusión en Europa existió un poco de resistencia a los libros impresos debido a su falta de lujo, sin embargo, poco a poco fue más utilizada debido a su aspecto útil para producir un mayo.



Fuentes: Escolar Sobrino, Hipólito. La imprenta en Italia. Pp. 318-325. En: Historia universal del libro. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruiperez, 1993.
_ _ _ _ La imprenta en el resto de Europa, excepto España. Pp. 325-329. En: Historia universal del libro. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruiperez, 1993.
_ _ _ _ Los incunables (III). Pp. 344-369. En: Historia universal del libro. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruiperez, 1993.
_ _ _ _ El siglo XVI (I). Pp. 370-385. En: Historia universal del libro. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruiperez, 1993.
Dahl, Svend. Los Médicis y su círculo. La biblioteca papal. Matías Corvino. Pp. 84-89. En: Historia del libro. Madrid: Alianza. 1972.
_ _ _ _ La imprenta de la reforma. Pp. 139-141. En: Historia del libro. Madrid: Alianza. 1972.
_ _ _ _ Destrucción de las bibliotecas monásticas. La secularización. Pp.141-145. En: Historia del libro. Madrid: Alianza. 1972.
Escolar Sobrino, Hipólito. Renacimiento. Pp. 221-252. En: Historia universal del libro. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruiperez, 1993.

viernes, 21 de enero de 2011

Tema en común.


El libro, tal y como se conoce, no morirá porque responde a las expectativas, hábitos y prácticas de los lectores que entablan un diálogo intenso y profundo con algunas obras, afirmó en la UNAM Roger Chartier, director de Estudios en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, con sede en París, Francia. Los "Diálogos", de Platón, fueron leídos en rollos, publicados en códices manuscritos y luego en impresos, y hoy pueden consultarse frente a una pantalla. Así, agregó, la obra como discurso no se ve amenazada; está en apuesta el nuevo tipo de lectura que impone la textualidad digital y sus efectos. El especialista dictó la primera conferencia magistral del VII Coloquio de Doctorandos, organizado por la Facultad de Filosofía y Letras, el Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas y el Posgrado de Bibliotecología y Estudios de la Información, inaugurado por Filiberto Martínez Arellano, director de dicho centro, y Roberto Garduño Vera, coordinador del Posgrado en Bibliotecología y Estudios de la Información. La revolución digital, expuso, obliga al lector contemporáneo a abandonar todas las herencias, ya que la textualidad digital no utiliza más la imprenta, al menos en su forma tipográfica, ignora el libro unitario y está ajena a la materialidad del códex. Estamos ante la mutación de la modalidad técnica de la reproducción de lo escrito, de la percepción de las entidades textuales y de las estructuras y formas más fundamentales de los soportes de la cultura gráfica. No obstante, en la historia de la larga duración de la cultura, cada mutación, cada innovación, como la imprenta o las revoluciones de la lectura, ha producido una coexistencia original entre los antiguos objetos y las nuevas técnicas y prácticas; las segundas otorgan nuevos papeles a las primeras, aseguró el experto francés. En el Auditorio Mario de la Cueva de la Torre II de Humanidades, Chartier recordó que la pregunta ¿qué es un libro? no es tan nueva. Y dio la definición de éste según diversos autores a lo largo de la historia. Dijo también que el primer y más fundamental desafío lanzado al mundo de los libros, tal y como los conocemos, es la revolución del texto digital, cuya mutación introducida más esencial se refiere al orden de los discursos. En la cultura impresa ese orden se establece a partir de la relación entre tipos de objetos, sea libro, periódico o revista, categorías de texto y formas de lectura; dicho orden cambia profundamente con la textualidad electrónica. Ahora, un único aparato, la computadora, hace aparecer frente al lector las diversas clases de textos, sin importar su género, que son leídos en el mismo soporte y en las mismas formas. Por otro lado, la percepción de la obra se vuelve más difícil. La lectura frente a la pantalla es generalmente discontinua; busca, a partir de palabras clave o temáticas, el fragmento textual del cual quiere apoderarse: una información, un dato en un sitio web, sin que sea percibida la identidad, la coherencia de la totalidad textual que contiene ese fragmento. Roberto Garduño Vera dijo que con el coloquio los doctorandos intercambiaron con los ponentes ideas y reflexiones que, en su momento, puedan ser de utilidad en el desarrollo de sus tesis. Algunos de los temas fueron: Derecho de Autor en Internet; La Ley General de Bibliotecas de México: Análisis Contextual en una Sociedad de la Información Multicultural e Infodiversa; Modelo de Competencias de Personal de Bibliotecas Universitarias para Obtener Productos y Servicios de Calidad; Bases Lingüísticas e Informáticas para la Elaboración de Lenguajes Documentales; La Educación a Distancia en Bibliotecología y El Análisis Documental: Evolución Teórica y Conceptual de Estructura de Conocimiento.
Autor Romero, Laura

lunes, 3 de enero de 2011

Los servicios de información en las comunidades indígenas.




Introducción.

En la actualidad las tecnologías de información se han convertido ya en una necesidad tanto en la comunicación como en la información. El manejo de estas tecnologías ya es utilizado por una parte de la humanidad que día a día va en aumento, sin embargo, aún existe otra parte que es la mayoría de la población mundial la cual aún no tiene el acceso a estas nuevas tecnologías y por lo tanto a los servicios de información por lo que son rezagados cada vez mas.
La función del bibliotecólogo en este aspecto es encargarse de que estas exclusiones informativas disminuyan y por lo tanto realizar diversas acciones para poder atacar la problemática y beneficiar a su comunidad.

Desarrollo.
En la actualidad en nuestro país contamos con 12 millones de personas que son indígenas y que están asentados en la quinta parte del territorio nacional en lugares en donde los recursos naturales son respetados y por tanto es admirable su conservación. Los indígenas son mexicanos iguales, son mexicanos kikapús, mayas, tzeltales, tzotziles, mixtecos, otomíes, etc. que viven en pequeñas localidades y en las ciudades.
Por lo anterior debemos reconocer a México como una nación pluricultural en la que no deben de existir diferencias ni discriminación entre las diversas culturas que habitan nuestro país, por tanto debemos reconocer la diversidad de culturas con las que cohabitamos y reconocerlas de manera igualitaria a la población que habita en las grandes ciudades.
Los indígenas en la actualidad han luchado por mantener sus raíces, tradiciones, costumbres y sus territorios, ellos tienen una relación de respeto con la naturaleza y con sus semejantes, sin embargo, tienen poca participación debido al rezago que hay en cuanto al acceso que tienen a los servicios de información y al no tener conocimiento de que con este acceso podrían resolver muchas problemáticas además de ser una herramienta para la difusión de su cultura.
Por lo anterior es necesario tomar acciones cuanto antes para convertir a los grupos indígenas en productores no solo de productos del campo y artesanías sino de nuevas ideas y proyectos, que ellos puedan mantener sus ideas y forma de vida pero que también cuenten con las mismas oportunidades de desarrollo y esto se debe lograr mediante la aceptación de un pluriculturalismo aceptando las diferencias, siendo mas tolerantes y compartiendo espacios. El convenio 169 de la OIT apunta, precisamente, hacia esa flexibilidad de los pueblos indígenas de auto determinarse, y que sus conciudadanos colaboren en el logro de sus objetivos y metas.



Por todas estas razones debemos fortalecer la convivencia amigable entre los diferentes grupos étnicos para que exista mayor armonía y bienestar entre los pueblos, considerando a la información como el vehículo para lograrlo. Las bibliotecas en las comunidades indígenas son ya una necesidad para retroalimentar a los pobladores con la totalidad de la información que producen otras culturas y sus acervos culturales y la falta de bibliotecas ha contribuido al debilitamiento de sus tradiciones e incluso a la perdida de su identidad étnica, sin que se deje constancia de sus procesos culturales y de sus saberes tradicionales que en la actualidad están expuestos a las culturas actuales quienes los absorben y van disminuyendo a través del tiempo. A lo anterior se le adjuntan otras problemáticas como el la intolerancia religiosa y el fanatismo estrechamente ligados a la política y a la economía, cosa que en el pasado afecto de manera fuerte a estos pueblos.
El internet para los indígenas puede ser un medio de promoción que nos será muy favorable a todas las culturas urbanas del mundo y a ellos les daría un papel mas importante en el planeta, ya que la armonía que ha existido entre los indígenas y los recursos naturales seria una premisa que se debería adoptar en todos los movimientos sociales, partidos políticos y proyecto de vida de todos y cada uno de los ciudadanos.



Si brindamos el acceso y disponibilidad a las tecnologías de información, cualquier grupo social podría conocer el pensamiento de millones de seres interactuando y generando una multirelacion, un nuevo mundo. Por ello se debe conceptualizar la alfabetización como el instrumento para informarse, para conocer sus derechos, sus oportunidades, sus deberes, para estar informado y en general para tener una participación social, es decir, que debemos informar a los indígenas de todas las oportunidades y derechos con los que cuentan y ayudarlos a difundir su cultura y estilo de vida, situación que ayudaría a todas las culturas urbanizadas en la actualidad.


La información ha constituido un papel de suma importancia en la construcción de la civilización humana, poco a poco ha ido evolucionando primero de forma oral, luego por medio de la escritura, posteriormente con la imprenta y poco a poco evoluciono hasta llegar a la tecnología del internet, lo que nos ha ayudado poco a poco y a través del tiempo a que este intercambio cultural enriquezca nuestros conocimientos y aun así hemos enfrentado muchas diferencias con los países mas avanzados. Esas dificultades podrían ser superadas con los avances tecnológicos e informacionales.
Para poder favorecer a los grupos indígenas los gobiernos deben fortalecer su educación, con información sistema de recursos humanos bien capacitados, infraestructura y tecnologías adecuadas y alianzas estratégicas que permitan un aprendizaje ausente de dogmatismos y de verdades absolutas. Se les debe dar espacios para dar a conocer su cultura pero al mismo tiempo para que se retroalimenten de las otras.
Considerando lo anterior se han implementado varias iniciativas como la constitución de Grupo Asesor de Servicios Bibliotecarios Digitales en comunidades indígenas, por su parte la UNAM ha realizado varias ponencias entre ellas el segundo encuentro internacional sobre bibliotecas, en las que México, Brasil y Perú han dado a conocer sus diversos programas y proyectos que respondan a las necesidades de estos grupos en concreto y en donde como resultado la Dirección General de Bibliotecas del Conaculta y el Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas de la UNAM, se han dado la tarea de realizar una serie de actividades para difundir y promover los productos bibliográficos impresos y electrónicos que han sido generados por distintas instituciones de México y Latinoamérica que trabajan directamente en pro y con los indígenas en sus entidades de origen.
En la Feria Internacional del Libro en Guadalajara que fue la más importante en América Latina que se realizo del 29 de noviembre al 7 de diciembre del 2003, se exhibieron, materiales documentales, libros, relatos de apoyo a la lectura y la enseñanza- aprendizaje de tradiciones etc., además de realizarse el IV Coloquio de Estudios de la Cultura, que estuvo dedicado a las culturas indígenas, a lo largo del cual se analizaron los temas “Las relaciones entre las comunidades indígenas y los gobiernos”, “La Literatura Indígena”, y “Derechos Lingüísticos” que pone de manifiesto la preocupación y el interés de diversos sectores por el desarrollo de estas comunidades.
Así mismo se realizo el X Coloquio Internacional de Bibliotecarios, con la participación de grandes especialistas de México y otros países del continente en donde además de tratarse diversos temas, como parte de la última mesa el Director del Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas de la UNAM, Cesar Augusto Ramírez Velázquez, presento la ponencia tratada en el ensayo anterior.


Los gobiernos tienen que reconocer los derechos de los pueblos indígenas a la propiedad, control y la protección de su patrimonio cultural, artístico, espiritual, natural, tecnológico y científico, y a la protección legal de su propiedad intelectual y de la biodiversidad de los espacios que habitan. Han sido creaciones propias, son sus maneras de relacionarse con la naturaleza y de resolver su pertenencia ancestral a este mundo.
Hoy nadie puede negar la presencia viva de los pueblos indígenas, sus aportes y soluciones a los problemas del mundo moderno. Nadie debe aceptar hoy el dominio de un pueblo sobre otro. Quien lo hace no reconoce al otro como igual. Por esta razón cada uno de los pueblos indígenas busca la igualdad de oportunidades, exige el derecho a administrar sus propios asuntos, comunitarios, regionales o nacionales. Cada integrante de un pueblo indígena espera ser tomado en cuenta en el diseño de las políticas públicas que le atañen.
Los pueblos indígenas creen en el reconocimiento de la diversidad cultural como un derecho público; en que el Estado tiene la obligación de hacer que coexistan sus formas de gobierno, sus lenguas, valores, identidad cultural, derechos plenos. Tienen la certeza de que, en el futuro, su permanencia como pueblos está garantizada en condiciones de mayor equidad socio-política y con mejores niveles de salud, educación, vivienda, ingresos, empleo.

Si los países del mundo, o, si la Nación mexicana no acepta a sus pueblos indígenas de manera plena, si cada uno de sus funcionarios, los ciudadanos y sus familias no reconocemos a los pueblos indígenas en cada momento de nuestra vida como mexicanos, no solucionaremos los problemas que actualmente vivimos. Las decisiones de los indígenas y sus gobiernos deben ser acatadas por los no indígenas con base en el diálogo y el respeto pero, sobre todo, con la firme convicción que somos iguales a los tarahumaras, a los triquis, a los choles, a los coras, nahuas, mayas o cualquier otro mexicano indígena. Lograr esto será aplicar, en los hechos y en nuestra vida cotidiana, el concepto de multiculturalidad que tanto nos enorgullece como Nación.

Conclusión.
En conclusión mencionaremos que los pueblos indígenas son gente que pertenece a nuestro país y que defiende sus usos y costumbres, que es gente que trabaja, que no son delincuentes y que son iguales a nosotros, por lo tanto tienen los mismos derechos y que nosotros al tener todas las ventajas educativas, económicas, sociales, legales, etc. debemos impulsar su desarrollo para que ellos puedan tener las mismas oportunidades.
Refiriéndonos a la función que debemos realizar como profesionales de la información en este aspecto, será nuestro deber informar y tratar de igual manera a todo usuario de la comunidad que atendamos y dar impulso al acercamiento de los indígenas a las nuevas tecnologías así como fomentar la difusión de su cultura para beneficio de los mexicanos ya que en nuestra actualidad tristemente la sociedad es consumista y ha perdido ese respeto por la naturaleza y por sus semejantes. Si nosotros como Bibliotecarios logramos este objetivo nuestro trabajo podrá ser eficiente y satisfactorio ya que beneficiaremos a un sector rezagado y podremos difundir su forma de vida para que beneficie a la población no indígena en general.






Bibliografía: Recursos de Información para Comunidades Indígenas en Latinoamérica. En: http://www.conaculta.gob.mx/bibliotecario/ano3/dic_4.htm [Consultado: 07 de diciembre... Miranda, Alice. La información y los pueblos indígenas. pp.105 - 124. En: Infodiversidad y cibercultura: globalización e información en América Latina. Buenos Aires: Alfagrama…Toledo, Víctor M. Principios etnoecológicos para el desarrollo sustentable de comunidades Campesinas e indígenas. México: UNAM, Centro de Ecología. En: http://www.ambiental.net/temasclave/TC04ToledoEtnoecologiaPrincipios.htm [Consultado: 11 de septiembre de 2008] /// www.cdi.gob.mx // visita de campo a Amealco de Bonfil.23-10-10.---- Y http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/publicaciones/publi_mexico/publiotomaemal.htm //

Folleto Los Árabes.

Cultura Grecolatina.


Cultura grecolatina.



La cultura grecolatina se refiere a la cultura grecorromana ya que los romanos son latinos, su cuna es en Grecia que fue en donde se desarrolló desde la literatura y el arte hasta las formas de gobierno que hoy conocemos.
Desde los tiempos más remotos habían usado los griegos pequeñas tablillas de madera con capas de cera o sin ella en las que podían trazarse pequeñas notas con un estilo de metal.
De allí se pasó al pergamino cuando comenzó a generalizarse el cual en su forma primitiva se utilizaba como encuadernación de los papiros y que cuando el pergamino se generalizó comenzó a darle forma a los libros de pergamino, evolución que tuvo lugar durante los primeros tiempos del Imperio romano.
Esta forma del libro se conocía por codex y a aparecido inalterable hasta nuestros días, sin embargo los códices de pergamino se consideraban inferiores a los libros propiamente dichos formados por hojas de papiro; se les empleaba para ediciones baratas ya que al poder escribirse en ambas caras de una hoja de pergamino, un texto que por sí exigía un largo rollo o quizá varios, podía ser contenido en un códice relativamente pequeño.

La forma del rollo ha continuado hasta nuestros días gozando del prestigio de lo tradicional. Se encuentran diversos códices antiguos cuyas hojas, reunidas unas dentro de otras en un doblez único, forman un solo cuaderno aunque tal método producía un libro tosco y daba resultado que las hojas posteriores tuvieran un ancho menor que las exteriores.
Se tendía a usar márgenes en los manuscritos más ricos mientras que las páginas de los más sencillos están repletas de texto hasta el borde. En apariencia no se diferenciaban en nada los códices de los libros en rollo, incluso un detalle característico como la colocación del título al final del texto pasó de los rollos a los códices y hasta el siglo V no se generaliza el colocar el título al comienzo de la obra.
Por otra parte se conocen pocos rollos con ilustraciones en los rollos con ilustraciones existen algunas relacionadas con el tema y otras como meras decoraciones, las imágenes poseen color pero casi nunca matices y las figuras y los rostros son semejantes a las de documentos y monedas o pinturas murales. Ya desde el siglo IV se encuentran manuscritos griegos y coptos con iníciales de capítulos de mayor tamaño e iluminadas generalmente de rojo.
Cuando los romanos establecieron la hegemonía mundial y se adueñaron de los frutos de la cultura griega, también importaron a suelo romano las tradiciones griegas relativas al mundo de los libros. Paulatinamente se fue estableciendo en Roma un comercio de libros al que se dedicaron en su mayor parte griegos emigrados. El librero, llamado bibliopola empleaba para la transcripción de textos a esclavos especializados, que percibían salario según el número de líneas, sobre la base de una línea patrón de 34 a 38 letras.
El libro romano es una prolongación del griego hasta el extremo de que los historiadores suelen tratarlos conjuntamente. Los romanos tuvieron su lengua propia, el latín y también un alfabeto propio, derivado naturalmente del griego. Del alfabeto latino parece oportuno decir algo no solo por haber sido el instrumento de expresión de una gran cultura, sino porque como consecuencia de la romanización y de la expansión de la iglesia cristiana es el utilizado por una gran parte de la humanidad y precisamente por la más avanzada.
Los etruscos fueron importantes en la creación del alfabeto latino, después del descubrimiento del alfabeto de marsiliana el primitivo alfabeto etrusco evolucionó, al principio para adaptarse a la lengua y, al final por influencia del alfabeto latino. El alfabeto latino es una adaptación de la lengua del Lacio del alfabeto etrusco y que los romanos aceptaron. Los romanos por su parte utilizaron solo 21 letras.
Las letras fueron por muchos años solo mayúsculas o capitales que eran de gran tamaño. Apareció posteriormente la cursiva la cual su uso era más cómodo y posteriormente la uncial, que aparece en el siglo III d.C y que se usaba para los libros de lujo y al parecer tuvo sus orígenes en África, siendo sus características una tendencia a la minúscula.

El material más antiguo utilizado por los romanos para escribir fue la corteza de árbol, también parece que usaron en fechas tempranas tela de lino para conservar la documentación histórica y como mencionamos anteriormente la utilización del papiro, el rollo las tablillas etc.
En Roma como en otros tantos pueblos primero fueron los archivos y luego las bibliotecas. Más aún, como el genio romano fue altamente administrativo le pusieron mas atención a los archivos que a las bibliotecas. Hay noticias antiguas de archivos romanos privados en los que los comerciantes registraban sus operaciones. Mas recientes fueron las primeras bibliotecas privadas.
César que había vivido en Alejandría quiso dotar a Roma de una gran biblioteca pública con secciones griega y latina y encargó de reunir y ordenar los libros a Marco Terencio Varrón sin embargo no pudo ver su sueño cumplido debido a su precipitada muerte. También el archivo general de Roma El Tabularium, se adelantó a la primera biblioteca pública romana que se debió a C. Asinio Polión, general, historiador, orador y poeta.
Al mismo tiempo, Augusto creaba en Roma dos grandes bibliotecas, con sus correspondientes secciones latina y griega, una en el campo de Marte llamada comúnmente Pórtico de Octavia, por la hermana de Augusto pues estaba dedicado a un hijo suyo, Marcelo. La otra, en el Palatino, junto al templo de Apolo. Los libros de la última fueron reunidos por Pompeyo Macer, si bien el director fue C. Julio Higinio, español y liberto de Augusto y uno de los más importantes filólogos de su tiempo.
La historia del Museo y la Biblioteca de Alejandría realmente debió haber terminado en el año 30 a.C. Con la muerte de Cleopatra y el final del reino de los Ptolomeo, incorporado al naciente Imperio romano.
La pervivencia de ambas instituciones hasta el siglo IV d.C solo se explica por el prestigio cultural del que gozaron, incluso se piensa que su destrucción es una leyenda debido a que no se habla de cómo sucedió, Cesar en la guerra civil habla de la quema de los barcos únicamente, tampoco se habla de ella en ninguna de las obras conservadas de Cicerón.
También sorprende que Estrabón que vivió en Alejandría durante cinco años a los pocos lustros de estos hechos y que debió recoger material para su obra en la biblioteca, no mencione nada acerca del incendio, sino que se remonta hasta la época de Plutarco quien menciona que en la vida de César el incendio de los barcos se propagó a la biblioteca y la consumió.
Entre los siglos IV-V concluye ya definitivamente esa que fue la gran revolución de la historia del libro antes de la imprenta. Se trata de causas que han podido desempeñar un papel mas o menos importante, pero a la hora de valorar la aparición del códice se debe considerar también la relación entre producción libraria y público, entendiendo por público los destinatarios concretos del libro, insertos en el contexto político, económico-social, cultural, en una palabra, histórico dentro del que se desenvolvían.












Fuentes: Escolar Sobrino, Hipólito. Roma Pp. 167-183. En: Historia del libro. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruiperez, pirámide, 1990.// Escolar Sobrino, Hipólito. La biblioteca de Alejandría durante el Imperio romano. Pp. 86-93. En: Historia del libro. Madrid: Alianza. 1972//Escolar Sobrino, Hipólito. (1985) Roma. pp. 93 - 108. En: Historia de las bibliotecas. Madrid: Pirámide.// Escolar Sobrino, Hipólito. (1985) Roma. pp. 93 - 108. En: Historia de las bibliotecas. Madrid: Pirámide.